Me encantaría tener el poder suficiente para decir: "si, en verdad la tranquilidad ya ha tocado mi puerta ". Pues lamentablemente, aunque no quiera creerlo, no es así. Es mucho más fácil echarle la culpa a algo, o a alguien, a ciertas personas, al ambiente existente, al sistema, en fin. La pregunta es, de qué nos sirve balbucear todo esto. De nada. Si tan solo esto es reflejo de los ataques de ociocidad que a cualquier persona le ocurren, y más bien, el derecho de esas personas de ser ociosos.
Bien, la tranquilidad tendrá su momento, ya llegará el momento en que comience a lanzarme piedritas por la ventana, y me detendré a pensar si es que abro la ventana o no, hasta el momento en que me decida y finalmente abra ese pequeño espacio de aire, y escape hacia ese estado de apacibilidad. Aún así, la gracia tampoco es evadir los momentos. La alegría ya volverá a invadir mi rostro, lo sé, con tal o cual situación o información, lo cierto es que la síntesis de todo esto es que por fin, por fin tengo claro que es lo que voy a hacer conmigo mismo.
Así la poesía me ayuda mucho, y esas piedritas que llegará pronto a mi pieza, tal como decía Benedetti, llegarán con toda su alegría.... lo sé, lo presiento, es raro decir esto, está fuera de alguna forma del materialismo. Mejor tomémoslo en el sentido de la lógica, de la teoría del espiral (bueno si alguien no entiende esto puede preguntar, este trozo no tiene como fin explicar esto), de que las cosas se desarrollan y siempre se perfeccionan, no es así?
